Asà 🥪
Los vecinos de por aquà tienen unos cuantos perros. No paran de ladrar de verdad que son los perros más pesados que he conocido en mucho tiempo. Además no tienes que hacer absolutamente nada para agraviarlos. El mero hecho de que existas les pone a ladrar como unos energúmenos. Pero bueno, para eso los tienen los vecinos. Por lo visto les robaron o no se qué historias y se hicieron con una jaurÃa y ahà les tienen en el chenil pegando ladridos a diestro y siniestro.
Yo ando bebiéndome una radler de esas infames mientras miro el valle del Pas cuando ya casi se vuelve salado. Tengo un portátil chino por dentro y por fuera sobre las rodillas. Un abejorro sobrevuela el césped y MÃa olisquea arbustos y se come hierbajos que después seguro que vomita la muy asquerosa. Oigo bichos y maquinaria industrial ligera a lo lejos. En los pueblos siempre hay obras en marcha. Obritas. Faenas. Como al otro lado del rÃo pasa la carretera general, también oigo algún coche. Se oye solo cuando es el de algún varón con un BMW o un Golf con los cristales tintados porque esa gente siempre quiere jugarle la vida al resto en cualquier vÃa. Qué hijos de puta. Â
En serio, no han pasado ni dos minutos y aquà se ha venido la perra a vomitarme cerquita. Qué bonito es el apego. El apego. Me ha dado por buscar en internet y ojo. En serio, qué movida.
La palabra apego (cariño, afecto) viene de apegar, compuesto con el prefijo verbal a-, tomado del latÃn ad- (hacia) y el verbo picare (pegar, untar con pez). Este verbo viene de pix, picis (pez), que también nos dio pecina, empecinar y empecinado.
El apego tiene que ver con pegarse y -además- comparte tronco etimológico con estar empecinado. Desde luego hay algo de empeño e insistencia en eso de enlazarnos con los sitios y las personas. Vamos, como que hay algo que nos pega. Hay algo en medio que hace que nos mantengamos entrelazados a lo largo del espacio y el tiempo. No nos apegamos porque si ¿Cuál es el pez de nuestro apego? ¿con qué untamos el bocadillo? Porque tú me dirás de qué sirve una barra de pan sin meterle nada en medio. Pues exactamente lo mismo con el apego.
Supongo que ya lo sabÃais pero os lo recuerdo: las meriendas no se hacen solas.Â
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